Tuesday, January 01, 2008

E-AMPLIFICACION

Mi hermana me pone en noticia de un programa de MTV acerca del acoso escolar, veo algunos pedacitos y bueno, el tema es que el acoso escolar siempre ha existido. Justo hace unos días en compañía de un amigo recordábamos la vida en la secundaria masculina donde me crié. Nada fácil ya que un ecosistema así era caldo de cultivo para el surgimiento de toda clase de agresiones violentas y más.

Recuerdo cómo el mismo sistema le hizo imposible a unos cuantos su estancia en mi secu, sacándolos debido a las agresiones constantes por factores como su amaneramiento. En realidad dudaría de la existencia de historias así en el mundo desde que la escuela existe. Sin embargo, todo se complica cuando Internet aparece. Videos tomados alegremente al calor del desmadre adolescente, fotografías facilitadas a través de la omniprescente cámara de celular, mentadas de madre que se pueden compartir con millones de personas como narrativas entre el escándalo y la denuncia con malísima leche.

La cosa es que aún no comprendemos muy bien (ni quienes narramos la evolución de esto, ni quienes crean las herramientas ni quienes la usan) las consecuencias a largo plazo de la existencia de Internet. Curiosamente la teoría de la caída de la cuarta pared (que aprendí en mis clases de teoría de la comunicación) se ha convertido en una realidad, pero no para los grandes conglomerados de comunicación (como se suponía que tendría que funcionar), sino para miles o millones de particulares cuya imagen, vida, milagros y desastres se filtran con todo tipo de intencionalidades e involuntariamente hacia la sociedad por la vía digital.

Todo sonaría muy bien, si no fuera por el hecho de que cualquier borrachera, cualquier desliz erótico, cualquier pendejada adolescente corre el riesgo de quedar inmortalizada en la memoria digital. Eso es un problema porque son herramientas que amplifican los efectos de acciones que antaño pudieron haber quedado sólo como dramas privados de unos pocos días de duración y pueden convertirse además en verdaderos asuntos nacionales de consecuencias sociales.

No quisiera ponerme en el término de severo profesor diciendo no hagan esto o no hagan lo otro, pero creo que es momento de pensar que el mundo virtual debe ser tomado con las mismas seriedades, consideraciones y precauciones que en el mundo real. La idea de que la información capturada digitalmente y puesta en Internet es inofensiva y que se diluirá con el tiempo, es algo que es preciso olvidar. Quizá el asunto es que no sabemos aún cómo estructurar todo lo que sucede de tal manera de derivar enseñanzas verificables y útiles.

Aunque no seas adolescente.

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