Ese fue el gran mensaje que hace un par de días se complació en
hacernos llegar la Presidencia de la República en cadena nacional. En
virtud de las torpezas y los dislates en el caso AMLO, al Presidente no
le quedó de otra más que colocar en una charola la cabeza del
Procurador General, sacar la bandera blanca y romper frente al
respetable el armamento que le quedaba antes de salir al portón del
castillo de Los Pinos y decir: nos rendimos.
Era obvio, después de los hechos de la semana pasada, el gobierno
foxista (se piensa que fue la voz de Creel la que pidió se tirara la
toalla) se percató que la batalla mediática estaba más que perdida y
que el frente judicial simplemente terminaría, en el mejor de los
casos, en un atolladero legal si no en una derrota que hubiera
terminado por minar aún más los meses que le quedan al gobierno
foxiano. Sin ser un experto en asuntos legales, me parece que a partir
del momento en que la Suprema Corte aceptó las controversias
constitucionales referentes al desafuero (un as que no supo preveer
Presidencia) se dieron cuenta de que la cosa ya no estaba en terrenos
tan firmes y que la estrategia legal estaba en camino de empantanarse
por tiempo indefinido.
Complaceré al público con esta escena en forma de guión
cinematográfico. Imaginemos un set al estilo de Dr. Strangerlove: en
una enorme sala bajo tierra (quizá a la altura del metro
Constituyentes) el Presidente, el jefe Diego, los Salinas, Martita,
Santiago Creel, el Procurador, el presidente del PAN, algunos diputados
locales y federales; todos alrededor de una mesa circular iluminada por
una lámpara fluorescente y sillas de respaldo alto y cuero negro. Un
mesero verde y largo sirve copas (presumimos de ajenjo o alguna otra
bebida amarga).
PRESIDENTE
- ¿Qué carajos pasa? Se suponía que el López debería estar camino al
cadalso.
PROCURADOR
- Pero Sr. Presidente, la cosa no es nuestra culpa, la Suprema Corte es
la que se puso difícil.
PRESIDENTE
¡Eso no puede ser! A ver, alguien tiene una idea de qué se puede hacer
MARTITA
Amorzito, ¿y zi mejor lo mandamoz directo a Almoloya zin tanto juizio?
PRESIDENTE
No, amor, ya es muy tarde para eso. Si lo entambamos, no vamos a poder
salir ni a la esquina sin que nos mienten la madre. A ver Santiago,
¿alguna sugerencia?
SANTIAGO
Yo creo que no hay que dejar que López vaya a la cárcel, si le quitamos
ese gusto que se quiere dar ya no podrá ponerse a gritar que hay
complot y así podremos salvar la cara y deshabilitar a este tipo sin
que haya tanto escándalo. De hecho, aquí me acompañan dos listísimos
diputados del DF con una brillante estrategia.
PRESIDENTE
A ver muchachos, ¿qué se les ocurre?
Y así se cocinó la estrategia de irle a pagar la fianza por adelantado
el Peje. O al menos así lo sueñan los amantes de los complots. A lo
mejor así pasó la cosa, pero en horas distintas, cada quien por su lado
y sin que la mano se diera cuenta de lo que la trás traía entre manos.
¿Resultado? Un expediente rebotado por el juez, un par de diputados que
no pudieron ni balbucear por qué hicieron un acto insólito en la
historia judicial mexicana, funcionarios de la Procuraduría que no
supieron tampoco explicar este acto inusitado de caridad y una
Presidencia de la República que ni siquiera tuvo la inteligencia para
imaginarse las consecuencias de lo que sucedería.
Y aún faltaba el domingo 24 de abril
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