Seguimos con el recuento peliculístico del 2005:
- Broken flowers (Flores rotas): Bill Murray (ex cazafantasmas, para más señas) ha sido un actor que tuvo un revival interesante desde que protagonizara Lost in Traslation al lado de la exquisita Scarlett Jonahnnson. Su rictus de caballero de triste figura perdido en los senderos de la posmodernidad lo ha hecho el objetivo de directores que necesitan de personajes aparentemente impasibles pero sensibles y frágiles. En esta película (donde los diálogos de Murray podrían caber en un par de cuartillas a lo sumo), un casanova decadente, encerrado en las cuatro paredes de su casa, mira cómo su última pareja se larga mientras en una aparente amenaza un hijo súbito aparece en el horizonte, lo que lo hace salir de su letargo e ir en busca de las amantes perdidas (infiero que durante la alocada década de 1960) para encontrar cómo es que a ellas también el tiempo las ha desgastado hasta el punto en que se vuelven irreconocibles, paranoicas o de plano devastadas por un mundo en el que también se tienen que defender.
- Inosensu (Ghost in the Shell 2): "Follow me / to the darkness of the shinning sea / waiting beyond / the world that we have known". Esos versos se me quedaron en la mente todo el verano, desde que vi por primera vez el DVD (lamentablemente no hubo cine en México que lo pasara). Todos los ingredientes del anime de alta factura: una historia policíaca pero con un profundo subtexto filosófico sobre las implicaciones de nuestra relación con la tecnología llevadas hasta el extremo más radical, es decir, la abolición absoluta de la humanidad humana, valga la redundancia. Si a esto le agregamos una técnica de animación que combina de manera armónica los efectos por computadora con una línea de dibujo limpia que le da un tratamiento cinemático a un género que aún sigue siendo visto de abajo para arriba. Nomás para que se den un quemón de la calidad, esta película fue la primera animación japonesa nominada a la palma de oro en el festival de Cannes en 2004. Si, ya se que no es una movie propiamente del 2005, pero hasta este año conseguí el DVD. Ah, y no olviden que Sore wa inotchi innosensu (life is innocence).
- Zatoichi: Un masajista ciego rubio. ¿Hay acaso una idea de un ser más extravagante? Pues en la línea del enorme Takeshi Kitano, el personaje esconde muchas cosas, pero muchas de verdad bajo un personaje tan raro. Una película cuyo final inesperado lo deja a uno con cara de What!
- Te doy mis ojos: La violencia de género contra las mujeres se ha vuelto un tema de actualidad. Las campañas que pugnan por la eliminación de este mal social se han convertido en un gran tema de discusión pública. Sin embargo, esta película española, dirigida por Icíar Bollaín le da una mirada nueva al problema, enfocando buena parte de la trama a la exploración de la violencia desde el punto de vista del hombre violentador. El punto de vista es fundamental: en un mundo donde los hombres pierden el dominio de algo que siempre consideraron su propiedad (la voluntad femenina), la violencia se vuelve el último lenguaje que pueden hablar estos hombres. Me parece que es una película que trata con honestidad el asunto, aunque debo admitir que algo le demeritan ciertos toques sentimentalistas y la falta de exploración de los motivos que llevaron a la protagonista a buscar el amor en un hombre violento a todas luces, pero de todos modos una visión nueva de un problema que se vuelve cada vez más relevante.
- Hotel Rwanda: Hay que decirlo, Occidente lleva una carga de culpa por la matanza en Ruanda de 1994. El millón de personas muertas (más o menos) de manera espantosa en ese país fueron en buena parte responsabilidad de una Europa y unos Estados Unidos que le dieron la espalda a un conflicto que no les interesaba porque allí no había petróleo, uranio, musulmantes integristas o un vistoso dictador para derribar. Quizá como forma de exorcizar esos demonios, el cineasta Terry George plasmó en celuloide el episodio de Paul Rusesabaguina, un gerente de hotel que con infinitos trabajos logra (pese incluso a las Naciones Unidas) salvar la vida de una enorme cantidad de personas que de otro modo hubieran caído bajo el sangriendo machete de los asesinos. Una historia de la vida real, que desafortunadamente cae muchas veces en el sentimentalismo y la culpa de quienes quieren lavar los pecados con celuloide. Los buenos muy buenos y sin tacha mientras que los malos son idiotas o de plano bestiales. Al igual que con Te doy mis ojos, el problema quizá radica en el hecho de buscar deliberadamente develar los mecanismos de un problema social por medio del ritual mediático. Pero bueno, siempre una palabra será mejor que el silencio de todos los días.
- Wallace & Gromit in The Curse of the Were-Rabbit: Ya en la carrera conocí cortometrajes de animación de estos personajes, por lo que cuando supe que el directir Nick Park haría un largometraje al respecto, no pude menos que emocionarme. El hecho de que hagan uso de una herramienta aparentemente tan primitiva como la plastilina para plasmar su historia, amén del humor británico del que hacen gala estos personajes hacen que el dueto de Wallace y Gromit se vuelva una película extraña ya que al mismo tiempo que entretiene a los niños, divierte a los grandes sin que unos se sientan avergonzados de los otros.
- Cine Mexicano: Lo confieso, este 2005 me puse en huelga de cine nacional. No vi nada que me interesara, ni siquiera Batalla en el Cielo de Carlos Reygadas, que pese a haber destacado como lo menos pior del cine nacional por estas fechas, la verdad es que el escándalo y la censura de propia mano con la que se regaló el director, me desanimaron por completo. Si les soy sincero, la última película mexicana que recuerdo es la de Temporada de patos, de Fernando Eimbcke, que me pareció una muy buena introducción al cine de arte para púberes de entre 15 y 17 años, amén de un fusil de la idea de Jim Jarmusch con su Stranger than Paradise.
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